Con las bisagras ocultas se puede conseguir una imagen y diseño depurados; un funcionamiento suave y fiable; y una limpieza más fácil.

Bisagras ocultas, lo invisible

Las casas fabricantes de herrajes y elementos de unión han desarrollado, durante los últimos 60 años, referencias que procuran una estética discreta en aras de hacer los muebles o los elementos que los incluyen, más limpios y acordes a las tendencias y estilos imperantes; las bisagras ocultas logran, entre otros, este propósito además de otros interesantes valores agregados.

La bisagra es técnicamente un mecanismo que posibilita la apertura o cierre de una puerta, ventana o cualquier elemento dispuesto para la salida o el acceso a un espacio, y ha sido común, desde su aparición, que pueda notarse incluso, como un “accesorio” decorativo para las puertas, ventanas o tapas que se sirven de ella.

Sin embargo, desde aproximadamente sesenta años apareció en el mercado mundial una variedad que, como las de eje visible, articulan una superficie fija y otra móvil a través de dos piezas, principalmente metálicas, unidas por un eje común que gira una pieza sobre la otra; pero que permanece imperceptible, invisible al exterior, gracias a modificaciones claves en su diseño.

Las hay de características y para distintos usos, desde las sencillas que se instalan en gabinetes hasta las de servicios especiales con amplia demanda en la realización de proyectos y obras de gran factura en los que los pequeños detalles adquieren el talante de valores agregados, y que tienen como objetivo favorecer la estética por motivos de diseño, funcionalidad y decoración.

 

Fuetne: revista-mm.com