Estas grandes aliadas del espacio comunican estancias, suman metros y dejan pasar la luz.

Son una de las mejores opciones para comunicar espacios, favorecer la continuidad visual y el paso de luz entre estancias. Sin olvidar que una puerta corredera proporciona hasta 1,5 m2 extra porque no se necesita el espacio libre para abrir cada puerta. Los modelos empotrados, además, permiten aprovechar las paredes laterales para apoyar muebles porque sus hojas quedan ocultas en el interior del marco.

La mejor opción para cada casa

Desde una sola puerta corredera a un modelo doble, uno plegable o soluciones XXL… Cada opción debe ajustarse al espacio disponible. Tanto si se trata de habitaciones contiguas, paralelas, o si disponen de salida al exterior, es importante estudiar el tipo de corredera que mejor se adapta a nuestras necesidades y consultar con un profesional especializado.

El hueco disponible es determinante en la elección de uno u otro sistema. Así, en grandes vanos lo ideal son los paneles correderos, que hacen las veces de tabiques móviles, o las puertas correderas dobles, si la dimensión del hueco es muy grande (entre 120 a 300 cm).

¿Puertas a la vista o empotradas?

 La primera opción, en la que la puerta se desliza paralela a la pared, no necesita obra, tiene un coste menor pero deja inutilizada esa pared y no siempre es posible colocarla. Por su parte, las correderas empotradas precisan obra, suponen un mayor desembolso económico, pero optimizan el espacio de la pared y ofrecen distintas soluciones capaces de adaptarse a cada necesidad. Ya no es necesario crear dos tabiques paralelos con una guía central donde fijar la puerta. Hoy en día las puertas se colocan entre tabiques de Pladur o se integran en un armazón metálico que se revoca como una pared.

Más seguridad, menos obras

Las correderas entre tabiques de yeso o Pladur son las más empleadas, ya que aunque resultan algo más caras, implican menos obra, menos tiempo de ejecución y se “ganan” unos 7 cm de grosor en la pared total. Un armazón para revoque de una puerta de vidrio de 80 x 210 cm, puede costar desde unos 390 €, en Krona.

Materiales y colores marcan la diferencia

El material a elegir dependerá de las necesidades del espacio (si precisamos luz, intimidad…) y de la estética deseada. El abanico es amplio: de madera (las oscuras “pesan” visualmente, de manera que si comparten el mismo color de la pared, se integrarán mejor), lacadas, de cristal (las más caras), con paneles de cristal o incluso de Pladur, si lo que buscamos es el efecto de un tabique móvil. En grandes paneles una opción son las lacas claras y cristal.

Puertas para espacios difíciles

Para dar solución a cada necesidad, existen nuevas posibilidades. Así, hay correderas para exterior con una mínima sección de aluminio que proporcionan más luz . Para habitaciones contiguas existen modelos  que albergan en un mismo hueco las puertas de las dos estancias y hay prácticas estructuras totalmente integradas en la pared.

Fuente: www.elmueble.com/ideas/decoterapia/puertas-correderas-espacio-sin-barreras_5324